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BAJOCUBIERTA FARNESIO PROPOSICIÓN PLENO NOVIEMBRE 2022.

PROPOSICIÓN QUE PRESENTA LA AGRUPACIÓN CIUDADANA INDEPENDIENTE PARA ARANJUEZ (acipa) AL PLENO DE LA CORPORACIÓN PARA  LA REDACCIÓN Y EJECUCIÓN DE PROYECTOS QUE PERMITAN OPTIMIZAR EL USO DEL ESPACIO BAJO CUBIERTA DEL CENTRO CULTURAL ISABEL DE FARNESIO.

Esta pasada semana volvía a abrir sus puertas el Centro Cultural Isabel de Farnesio, que hoy por hoy, treinta años después de su importante rehabilitación como contenedor cultural, sigue siendo un símbolo de la Cultura en Aranjuez. Atrás quedaba más de año y medio de cierre, ocasionado primordialmente por los daños provocados por la borrasca Filomena, pero sobre todo, por un deficiente mantenimiento de sus elementos estructurales más básicos. No vamos a hacer un extenso resumen de la historia de tan vasto edificio. Fue levantado por Real Orden  de 15 de mayo de 1758 para albergar las cocheras, caballerizas y habitaciones de la Reina Bárbara de Braganza, consorte del Rey Fernando VI, siendo su diseño obra de Jaime Marquet (que cuenta con importantes obras en nuestra ciudad, como el Teatro Real, el Puente de la Reina o el Matadero…) No obstante, tras la muerte de Bárbara de Braganza y al poco la del propio Fernando VI, su sucesor Carlos III destinó el edificio a servicio de su esposa Amalia de Sajonia y tras la prematura muerte de esta, al de su madre Isabel de Farnesio. Aunque a día de hoy no disponemos de los diseños originales , podemos hacernos una idea de la distribución o gracias a la relación escrita que nos hace López Malta (“elevado piso bajo, donde en parte están caballerizas y cocheras (…) su interior se divide en dos patios con una fuente (…) dividiéndose la planta en cuartos, que puede comprender desde una sola habitación para los criados con menor categoría hasta pisos completos con escalera interior para el servicio y más de una docena de estancias para los cargos de mayor rango (…) Por encima de este piso principal se aprovecha el bajo cubierta para distribuir más dormitorios de criados, dedicándose la planta baja para las caballerizas y coches que dan nombre a la edificación”) Durante la Guerra de la Independencia, el 21 de noviembre de 1811, un voraz incendio destruye buena parte de las cubiertas y la penuria económica que siguió a la expulsión de los invasores franceses hizo que los daños se acrecentaran por las inclemencias meteorológicas, hasta que en 1829 se decide emprender una restauración a cargo de Isidro González Velázquez. De forma simultánea, en la plaza aledaña se trazaba un proyecto paisajista con ocho calles con origen en los centros y ángulos de su perímetro, convergiendo en una Fuente (que se llamaba De los Delfines) rodeando todo el espacio con una verja de madera.  Este ajardinamiento, acaso de González Velázquez o del propio Bouteolu, pretendió crear un espacio de estancia y paseo, olvidando su primitiva función, que no era otra de servir como plaza de abastos. La decadencia de las Jornadas Reales, y consiguientemente la del propio Aranjuez, acabó dejando obsoleto su objetivo principal, por lo que en 1886 se cedió a la Reina Viuda María Cristina de Habsburgo para instalar un “colegio de huérfanos y huérfanas del arma de infantería”, segregando además la mitad de la plaza de abastos y su Fuente de los Delfines que aún abastecía a la población. Acabó albergando a más de 400 huérfanos, atendidos por Hermanas del Corazón de Jesús y un capellán, aunque poco después, a partir de 1902, se destinó solo a niñas y acabó desapareciendo la Fuente de los Delfines (de muy mal gusto, pero artística al fin, que decían las crónicas) Conviene también reseñar que a este colegio fue destinado, como médico militar, el padre de José Luis Sampedro, generándose el vínculo indeleble que le ligaría para siempre a nuestra ciudad (donde, según él mismo, “nació el escritor”) Poco después, ya en 1946 fue cedido por el Patrimonio al Ministerio del Ejército, manteniéndose sus usos hasta 1972, y dos años más tarde el colegio fue subastado (con la media plaza anexa) pasando a manos de la empresa Urbarán por 35 millones de pesetas. No obstante, la incoación del expediente de Aranjuez como Conjunto Histórico-Artístico y su nuevo Plan Especial del Casco por parte del Ministerio de Cultura  impuso unas condiciones conservacionistas que limitaban las actividades lucrativas privadas sobre el inmueble, y fue revendido a la Comunidad de Madrid en 1985 por 94 millones de pesetas. Esta tuvo como pretensión inicial dedicarlo a Museo del Barro de la Comunidad de Madrid, Biblioteca municipal y centro cultural comarcal, aunque antes sirvió temporalmente para albergar el mercado de abastos mientras duraron las obras de rehabilitación de este. Finalmente se desechó el proyecto del “Museo del Barro” para ser dedicado casi en exclusividad a espacio cultural, bajo proyecto de los arquitectos Juan José Echeverría y Enrique de Teresa. La intervención en el edificio fue de gran escala, conservándose solo la cubierta y las fachadas exteriores, sustituyendo la crujía intermedia por un gran volumen que albergaría un auditorio y un salón de actos, realizándose la obra en dos fases, costeadas por la Comunidad de Madrid pero con la pretensión de que la explotación final la desarrollara el consistorio ribereño. Así, el 18 de diciembre de 1992 la Consejería de Educación y Cultura firmó un convenio de colaboración con el Ayuntamiento para cederle la utilización del edificio “por un periodo de 15 años”. La Consejería cargó en el presupuesto de 1993 el coste de la primera fase de las obras, valoradas en aproximadamente 2.000 millones de pesetas, destinándose otros 30 millones para el equipamiento de la Biblioteca (ubicada hasta entonces en la Casa Atarfe) y el Archivo. Con el paso de los años, el mantenimiento de tan voluminoso edificio demostró ser insuficiente para su correcto mantenimiento. Más allá de intervenciones puntuales y aisladas, se dotó, con cargo a los entonces fondos PRISMA 2008-2011 (con una cuantificación global de 9,4 millones de euros) una partida de aproximadamente 1,3 millones de euros para la rehabilitación de las cubiertas y las fachadas del Centro Cultural Isabel de Farnesio. Sin embargo, en el pleno de enero de 2009 se aprobó una modificación de dicho plan para sacar del PRISMA las obras de las cubiertas y las de la reurbanización de la entrada sur (830.000 euros) para destinar estos fondos a gasto corriente. Se anunció la concurrencia a los fondos FEDER solicitando 800.000 para el arreglo de las cubiertas… que nunca llegaron. Más allá de inversiones aisladas, como los casi 100.000 euros destinados a la habilitación de los sótanos como locales de ensayo (de cuyo resultado nos vamos a abstener de opinar) no se llegó a materializar ninguna gran intervención en la cubierta y en su sistema de evacuación de aguas que ayudara a evitar lo que desgraciadamente sucedió, el desplome de la cubierta, que por fortuna solo dejó cuantiosos daños materiales y al Ayuntamiento inerme para aportar las grandes cantidades necesarias para recuperar el edificio. La labor de las administraciones (de todas, del Ayuntamiento de Aranjuez en el pasado, y del resto en pasado, presente y futuro) fue altamente decepcionante. Con todo, y sin ánimo de búsqueda de culpables (pues a estas alturas ya es perder el tiempo) ya podemos decir que el edificio está de nuevo operativo, con unas obras que no solo han permitido recuperar lo dañado sino (lo más importante) han prevenido daños mayores que podrían haberse desencadenado en cualquier momento de no haber acontecido Filomena. Y además, esta circunstancia nos pone en la tesitura de reflexionar acerca de los usos que presta el Centro Cultural y de las potencialidades del mismo. Una vez conocidos los detalles del proceso de recuperación de las cubiertas, nos han llamado la atención varias circunstancias. Una de ellas es la mala (o las malas) capacidades de eficiencia energética y los vetustos sistemas de climatización del edificio. Nada extraño, no obstante, dada la antigüedad relativa de la reforma y lo obsoleto de algunos sistemas. Esta circunstancia, junto con la mejora de la envolvente térmica, será objeto del ya en ciernes Plan y Contrato de Eficiencia Energética, por lo que solo merece esta pequeña mención. Asunto distinto es el de la utilización de espacios. Nos resulta llamativo el escaso aprovechamiento que se saca del bajo cubierta de este enorme edificio. Recordemos, como señalábamos antes, que del edificio original de Marquet, y posterior de González Velázquez, solo se ha mantenido (además de sótanos) fachadas y cubierta. Y que esta, finalmente, ha devenido como punto débil de la edificación. Según detallan los arquitectos encargados de su rehabilitación en 1992, la restauración se hizo con criterios de restitución y mejora de sus condiciones estáticas, añadiendo nuevos elementos y mejorando sus uniones. La cubrición propiamente dicha se ha renovado en su totalidad usando las tejas viejas aprovechables, sustituyendo la vieja cubierta por un tablero hidrófugo de 19 mm de espesor, y sobre ella una capa de compresión de mortero de cemento armado con mallazo montado sobre el caballete para que la capa de mortero no deslizada por la pendiente. Más allá de eso, todo este espacio bajo la cubierta o camaranchón (que ocupa una nada desdeñable superficie de más de 3.800 metros cuadrados de planta) no parece haber sido concebido para más usos como los de desván o almacén (debido también en algunos casos a la falta de iluminación natural o de accesibilidad desde las plantas inferiores) Sin entrar en cuestiones técnicas que no son por completo ajenas, pero preocupados por la falta de espacio que sufre nuestro Ayuntamiento, tanto para funciones propias como para contemplar la cesión de espacios, así como la mejora del aprovechamiento de usos de este singular edificio, queremos proponer que se pongan en marcha los estudios pertinentes (tanto arquitectónicos como económicos) para remediar esta circunstancia. Arquitectónicos porque las demandas de espacio exigen determinadas condiciones que, teniendo en cuenta que se interviene en un inmueble histórico y bajo la nada amable supervisión de la Comisión Local de Patrimonio Histórico, pueden hacer de entrada inviable cualquier actuación. Y económicos porque una intervención de este tipo supondría un importante desembolso económico, que muy probablemente nuestra administración no se pueda permitir. Recientemente hemos conocido que el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana ha concedido provisionalmente a 381 entidades locales los fondos de la Línea 1 del Programa de Impulso a la Rehabilitación de Edificios Públicos, canalizando hasta 307 millones de Fondos Europeos hacia 405 de las 1065 actuaciones presentadas… Para nuestra desgracia, los ha canalizado en otras direcciones salvo a Aranjuez, que como ciudad de más de 50.000 habitantes tenía derecho a presentar dos proyectos, que han sido desechados tras la aplicación de unos criterios de selección que no han sido publicados hasta ahora... Esto, unido a los problemas para ejecutar los fondos de compensación por los daños de Filomena, hace complicado concurrir a líneas de financiación. No obstante, creemos que el objetivo merece la pena y por tanto creemos oportuno traer esta proposición a debate. Por todo ello, La Agrupación Ciudadana Independiente para Aranjuez (acipa) eleva al Pleno de la Corporación la siguiente Propuesta, solicitando al Equipo de Gobierno: Que se estudie, por parte de los servicios técnicos municipales, la redacción de un proyecto de rehabilitación del espacio bajo cubierta del edificio Cocheras de la Reina Isabel de Farnesio, actualmente ocupado por el Centro Cultural homónimo y, en su caso, se concurra a las líneas de financiación adecuadas, con el fin de posibilitar que albergue nuevas actividades y/o espacios destinados a satisfacer las demandas de las asociaciones ribereñas.