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PROPUESTA CONJUNTA MAR DE ONTÍGOLA PLENO MARZO 2025.

PROPOSICIÓN QUE PRESENTAN LOS GRUPOS MUNICIPALES DE MÁS MADRID-VERDES-EQUO Y DE LA AGRUPACIÓN CIUDADANA INDEPENDIENTE PARA ARANJUEZ (acipa) AL PLENO DE LA CORPORACIÓN SOBRE VERTIDOS EN EL MAR DE ONTÍGOLA Y LA PREVENCIÓN DE CRECIDAS.

Hemos hablado en este pleno en numerosas ocasiones del Mar de Ontígola y a buen seguro habrá que seguir haciéndolo en el futuro, si bien no tenemos claro de qué forma será. ¿Veremos en los próximos años su rehabilitación y la regeneración paisajística y medioambiental de dique, laguna y reserva natural, o seguiremos viendo como la erosión y la expansión incontrolada del carrizal sigue colmatando la laguna? O peor aún, ¿seguiremos mirando al cielo cada vez que llueva más fuerte de lo normal por miedo a un desborde por coronación?

Estos días estamos viendo como periódicamente se va activando la alerta 1 del plan de inundaciones INUNCAM, ante este insólito y extremadamente lluvioso mes de marzo. Una alerta o situación operativa 1 que en Aranjuez se complementa con actuaciones de vigilancia por tierra y dron de los cauces del Jarama y del nivel de agua del Mar de Ontígola. Es en nuestra opinión una medida acertada dada la bomba de relojería que tenemos sobre nuestras cabezas. Un volumen de agua que en su día se llegó a afirmar que superaba el millón de metros cúbicos y que hoy probablemente no supere ni la quinta parte de esa cantidad, pero que precisamente por ello ha perdido capacidad laminadora de avenidas y flujos excepciones procedentes de la extensa cuenca hidrográfica del arroyo de Ontígola.

Es precisamente esta cuestión la que ambos grupos municipales queremos resaltar, dado que ya se están dando desde el gobierno municipal y los servicios jurídicos del Ayuntamiento los pasos necesarios a fin de lograr la definitiva reversión del histórico dique a su auténtico propietario, Patrimonio del Estado. Y queremos poner énfasis en dicha cuestión no solo por los efectos perniciosos que puedan causar las avenidas de agua incontroladas sino también por la calidad de las aguas que alimentan la laguna y la reserva natural del mismo nombre, de enorme importancia medioambiental.

Como seguramente nadie ignore, el Mar de Ontígola es una laguna artificial consistente en un dique de mampostería (varios diques en realidad) de piedra de Colmenar que retiene las aguas del arroyo de Ontígola. Felipe II, que ya tenía en mente recrear el Jardín del Edén en lo que hoy es nuestro Paisaje, dispuso la construcción de un dique para almacenar la mayor cantidad de agua posible. Para este cometido, según detalla Cándido López y Malta, ordenó a su arquitecto mayor Juan Bautista de Toledo, primero, y Juan de Herrera después, la construcción de un malecón de tierra y posteriormente los muros de mampostería por su mayor durabilidad. Para distribuir el agua para los riegos y las fuentes monumentales se construyó un pequeño estanque aguas abajo (lo que hoy conocemos como Mar Chico) y, para actividades de recreo de la Familia Real se habilitaron otra serie de instalaciones, como una isla en el centro de la laguna y un despeñadero con jaulas desde una de las laderas contiguas. Desde ese despeñadero se soltaban animales de toda índole, haciéndoles resbalar por una pendiente previamente engrasada hasta que caían al mar, donde el rey los “cazaba” sin riesgo. Cuenta Álvarez de Quindós que Felipe V llegó a matar el 23 de marzo de 1725 (hace casi exactamente 300 años) “doce toros, tres jabalíes y un camello”.

Valoraciones de estas prácticas aparte, lo cierto es que este espacio se ha ido degradando progresivamente, no solo por la dejadez en el cuidado de la reserva y del dique, sino también por actuaciones aguas arriba del arroyo de Ontígola. A estas circunstancias hay que añadir un deficiente tratamiento de las aguas residuales de estos municipios (en cuanto a la capacidad de conexión de pluviales y fecales, además de la gestión de las estaciones depuradoras y los nuevos desarrollos previstos)

Gestión de las aguas pluviales y fecales

A finales de 2005, la población de Ontígola superaba por poco los 2.000 habitantes censados, aunque por la cercanía a Aranjuez y su función como ciudad dormitorio probablemente albergaba mayor población flotante no censada. Hoy supera los 5.000 habitantes, existiendo hoy también una no desdeñable cantidad de población no censada. De forma paralela a las actuaciones de mejora en la carretera de Ontígola de 2006 se construyó una canalización para las escorrentías superficiales y se acometieron obras de canalización de la red colectora procedente del casco de Ontígola hacia la red general de Aranjuez y su tratamiento en la EDAR sur. Este colector está dimensionado para la población de entonces, no para un municipio que ha más que duplicado su población y su extensión. Por si fuera poco, el mayor grado de impermeabilización del suelo por el desarrollo urbano hace que las aguas pluviales percolen en menor medida y discurran en superficie. Las que se canalizan por el colector de conexión con Aranjuez también se ven sobrecargadas con las pluviales en episodios de fuertes lluvias, entrando en carga y proyectando a la superficie las aguas negras procedentes de Ontígola. Aguas fecales que acaban en la laguna del Mar de Ontígola, favoreciendo además fenómenos erosivos desde la desvencijada carretera.

Tanto la conexión de los colectores bajo la carretera de Ontígola como el tramo entubado del arroyo de Ontígola al final de la avenida de Gonzalo Chacón acaban sobrecargando la red general de Aranjuez, ya de por sí incapaz de asumir los flujos propios por falta de sección. Estamos, por tanto, ante una situación que hay que resolver ya que el problema no puede sino ir a peor conforme siga creciendo Ontígola.

Dicho municipio no solo ha crecido de forma importante en cuanto a población sino que ahora mismo constituye un importantísimo nodo logístico, con el desarrollo de varios polígonos industriales dedicados casi en exclusiva a este nicho de negocio. Estos grandes espacios necesitan su propia EDAR y un cauce de vertido. Cauce de vertido que, obviamente, acaba en Aranjuez.

Con fecha de 8 de febrero de 2008 el Ayuntamiento de Ontígola solicitó a la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT en adelante) la tramitación del expediente de autorización para efectuar vertidos de aguas residuales procedentes de los polígonos industriales Dehesa de la Plata y Los Albardiales, hacia el cauce del arroyo de Las Salinas. Tras varias autorizaciones y desautorizaciones, en 2020 la CHT solicita mejora de la documentación presentada, representando correctamente la localización del punto de vertido. Finalmente, el vertido de la EDAR se produciría en el cauce del arroyo de las Salinas justo antes de atravesar la N-400. Recordemos que este arroyo discurre después hacia el norte, bajo la R-4 y A-4, bordeando el cerro de la Linterna y desembocando en el Tajo tras pasar muy cerca de la EDAR sur de Aranjuez. Desconocemos si a la hora de calcular posibles avenidas o flujos muy altos de agua se han tenido en cuenta estas circunstancias o no se ha tenido en cuenta la capacidad de la cuenca del propio arroyo.

A todo ello hay que sumar los efluentes de una segunda depuradora, la EDAR de Ocaña, con un pasado trufado de fallos y de vertidos de aguas negras reiterados al Mar de Ontígola. Entre 2002 y 2008 los episodios de fugas y vertidos a causa de la mal función (o directamente la no función) de la EDAR de Ocaña contaminaron los campos aledaños, los cultivos cercanos a Ontígola, el parque de los manantiales y lo que es peor, el arroyo de los Yesares, posteriormente de Ontígola, que alimenta el Mar de Ontígola. Una situación vergonzosa que derivó en la imposición de diversas multas por parte de la CHT que desconocemos si el infractor (el Ayuntamiento de Ocaña y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha) las abonó, y si el Ayuntamiento de Aranjuez obtuvo alguna compensación por tal atentado ecológico y a la salubridad. Y al igual que Ontígola, tiene en cartera un gran parque logístico que a buen seguro incrementará los flujos que tiene que tratar la estación depuradora actual.

El resultado a medio plazo será un incremento de los caudales del arroyo de los Yesares y el arroyo de Ontígola que, sumados al deficiente funcionamiento de los colectores antes citados y la escorrentía superficial, aumentarán la presión sobre un sistema (el Mar de Ontígola) ya muy precario. No se atisba en el horizonte un cambio en el comportamiento de Patrimonio del Estado a la hora de reconocer que el bien es de su propiedad, como tampoco se atisba intención alguna de la CHT de acometer la obra que prometieron en 2013. Obras que consistían no solo en la restauración del dique sino la actuación en el cauce del arroyo de Ontígola aguas debajo de la presa “con el fin de adecuarla a las exigencias de la normativa actual y poder aliviar los caudales de avenidas futuras (…) dando una capacidad de 80 metros cúbicos de salida a la presa que puede incrementarse hasta los 110 metros cúbicos con la incorporación del arroyo de Las Salinas”

A día de hoy, nada de nada. Ni actuación en la presa, ni en el cauce del arroyo de Ontígola, de los Yesares ni de Las Salinas. Al revés, dando el visto bueno a incrementar la presión sobre los mismos (dos grandes polígonos en desarrollo en Ontígola más un tercer macro-polígono en Ocaña, amén de la presión inmobiliaria en ambos municipios)

El gran perjudicado es siempre Aranjuez y en último término es el río Tajo, víctima de la imprevisión y de la falta de inversiones. Tras lo ocurrido en Valencia conviene tomarse muy en serio la dinámica de los caudales y las escorrentías. 

El mapa de riesgo de inundación es muy claro, incluso sin ir a periodos de retorno muy largos. Los efectos en el Jarama son por desgracia muy visibles en estos días (y no por la lluvia recibida aquí, sino por los aportes extraordinarios procedentes del desembalse de grandes presas de cabecera como El Atazar) Con el Tajo es más complicado por su nivel de regulación aunque persiste en la memoria las inundaciones de mediados del siglo pasado. Lamentablemente con respecto a las inundaciones aguas abajo del Mar de Ontígola no hace falta ir demasiados años hacia atrás. Hoy las consecuencias de inundaciones como las de septiembre de 1990 serían cualitativa y cuantitativamente peores, y por tanto sorprende la falta de actuaciones a este nivel por parte de la CHT.

Por último, pero no menos importante, la cuantía económica que deberían satisfacer los municipios cuyos efluentes deben ser tratados en la EDAR de Aranjuez. No solo estamos hablando de Ontígola, cuya cuantía está desfasada y debe ser actualizada con prontitud, sino también Ocaña, cuyas aguas también acaban en el arroyo de Ontígola y por consiguiente también en nuestra EDAR. Hay que renegociar todo, exigir que contribuyan y que dejemos de ser tan buenos samaritanos con aquellos que se benefician de nuestras redes e infraestructuras.

Por todo ello, los grupos municipales de Más Madrid-Los Verdes-Equo y la Agrupación Ciudadana Independiente para Aranjuez (acipa) elevan al Pleno de la Corporación la siguiente proposición, solicitando al equipo de gobierno:

Que se proceda por parte de los servicios técnicos municipales al recálculo de las cuotas a satisfacer por el Ayuntamiento de Ontígola por la depuración de sus aguas residuales y su conexión a nuestra red colectora en virtud a su aumento de población y de caudales a tratar.

Que se estudie incluir en ese cálculo la depuración de las aguas procedentes de los nuevos desarrollos, incluidos los industriales de los polígonos Los Albardiales y Dehesa de la Plata, así como la exigencia de cuotas similares al Ayuntamiento de Ocaña por ser origen de efluentes cuyo destino es ser tratados en la EDAR sur de Aranjuez.

Que se exija a la Confederación Hidrográfica del Tajo la realización de las obras de acondicionamiento del cauce del Arroyo de Ontígola para aumentar su capacidad de conducción de avenidas (80-110 m3) así como la reparación de los elementos estructurales de la presa del Mar de Ontígola, asumiendo sus propios compromisos desde hace una década.

En caso de que la Confederación no realice las obras correspondientes, instar al Canal de Isabel a que, dentro de su estrategia de prevención de inundaciones, realice las obras necesarias (ampliación red colectora previo convenio, estanques de tormentas, posible aumento de la capacidad de recepción de las estaciones depuradoras, etcétera.